26 de mayo del 2013
Prov 8,22-31 / Sal 8 / Rom 5, 1-5 / Jn 16, 12-15
¿Cómo empezó la vida pública de Nuestro bendito Salvador, hermanos, sino con una manifestación pública de la Santísima Trinidad? Ahí el Hijo del hombre, como le gustaba tantas veces llamarse; ahí la presencia del Espíritu Santo en forma de una paloma que se paró sobre El; y la voz del Padre eterno que lo señalaba como su “Hijo Amado”. ¿Y, cómo concluyó su vida en la tierra, ya resucitado pero antes de ascender al cielo, sino enviando a todos sus discípulos a enseñar, y a bautizar a todos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo?